Testimonios

Juan Carlos Gené

Juan Carlos Gené

Argentina

Actor, director, dramaturgo y pedagogo argentino, exiliado en Venezuela en 1977, donde residió hasta 1990. Fue Director de la Secretaría Internacional de Formación de Recursos Humanos del CELCIT entre 1977 y su fallecimiento el 31 de enero de 2012. Ha ocupado importantes cargos en su país, entre ellos Director de la Televisión Estatal-ATC y del Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires.

El exilio y la pérdida de identidad

El exilio arrebata identidad. En el país en que nos refugiamos, somos ahora un cuerpo en el espacio, sin historia, ya que la historia que forma a una persona es la compartida con los seres que la habitaron con nosotros. Sin esa historia, el yo que ha sido conformado en enorme proporción por los otros, se diluye.

En ese estado de disolución, que mi primer año de exilio en Colombia no había aún atenuado, llegué a Caracas en 1977.

El encuentro con el CELCIT

Desde entonces, debo al CELCIT la recuperación de mi identidad. Fue esta institución, en la persona de su fundador y director general, Luis Molina, quien, apenas llegué a Venezuela, me ofreció un lugar de trabajo.

No se trataba de una solución económica, porque tuve la buena fortuna de no necesitarla en aquel momento (yo llegaba a Venezuela contratado por un canal de televisión). Algo más decisivo se jugó para mí en aquel ofrecimiento: me ofrecían un reencuentro con el teatro, un punto de observación y de práctica del gran movimiento teatral latinoamericano, de reflexión teórica, de intercambio y, muy en especial, un punto de entronque con el movimiento teatral venezolano.

El CELCIT como respuesta al exilio

Eran tiempos de gran escasez democrática en el continente: Venezuela, México, Costa Rica y Colombia eran excepciones que aparecían luminosas en el panorama cerrado de las dictaduras de los setenta. En nuestro caso, como en tantos otros, Venezuela supo ser sensible a esa realidad y, además de recibir, como las otras democracias, exiliados de los más diversos orígenes, creó instituciones que, como el CELCIT, eran una respuesta integradora a la atomización que los totalitarismos imponían.

El CELCIT me posibilitó retomar el teatro, no solo en las tareas de política cultural en las que se me llamó a colaborar, sino en la práctica concreta. Fue en el ámbito del CELCIT donde pude reiniciar mi tarea formativa con actores, directores y dramaturgos y, por esa vía, con la decantación de los años, fundar el Grupo Actoral 80.

Una vida entre Caracas y Buenos Aires

Vivencias, experiencias, trabajos, discusiones, se agolpan en el recuerdo en proporciones muy grandes y son imposibles de reseñar aquí. Pero quiero señalar que cuando, terminado mi exilio, no decidí mi retorno inmediato a Argentina sino que lo programé a diez años vista, fue en buena medida porque me sentía necesario en el quehacer del CELCIT y en la conducción del Grupo Actoral 80.

Y porque en Buenos Aires, el CELCIT trabajaba ya desde hacía años. Durante el largo período en que dividía mi tiempo entre Caracas y mi ciudad, tanto allá como acá, la institución me otorgaba el lugar que yo necesitaba.

Hace ya ocho años que he regresado definitiva y totalmente a mi país. Y en todos estos años, ha sido el CELCIT-Argentina quien me permitió desarrollar partes esenciales de mi trabajo dentro de su estructura.

CELCIT: Un pilar en el teatro iberoamericano

De modo que, si bien no acompañé al CELCIT desde su creación, pues llegué a Caracas dos años después, estoy en él desde casi tanto tiempo como el de su existencia. Un cuarto de siglo de vida profesional, en la edad en que yo realicé esta experiencia, es algo así como sentir que mi vida y la del CELCIT se cruzan y se abarcan por demasiados puntos para no percibir que mi identidad y la de la institución tienen indisolubles lazos de pertenencia.

El impacto del CELCIT

No soy otra cosa que un hombre de teatro latinoamericano. Y mi testimonio sobre el CELCIT y mi experiencia en él creo que puede resultar elocuente en cuanto al significado de esta institución en el teatro iberoamericano.

Lo que ella me dio, lo dio a innumerables teatristas de toda la comunidad hispanoparlante, a sus instituciones, grupos, publicaciones e investigaciones.

Un reconocimiento merecido

Como el gran esfuerzo institucional lo han llevado en especial Luis Molina y Elena Schaposnik, me siento autorizado a preguntarme qué personas o instituciones han hecho algo semejante por el teatro iberoamericano a lo que el CELCIT ha realizado en sus veinticinco años de trabajo.

Fotos históricas con Juan Carlos Gené

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