Dramaturgo, Premio Nacional de Teatro y miembro directivo de la Sociedad General de Autores de España (SGAE). Colaboró con el CELCIT hasta su fallecimiento el 25 de enero de 2013.
25 AÑOS DEL CELCIT
El CELCIT y Luis Molina
Para mí, el CELCIT, mi CELCIT particular, es Luis Molina. Bueno, no solo él, pero sí fundamentalmente su amistad, entusiasmo y espíritu universalista fueron lo que me hizo interesarme por dicha asociación e incluso integrarme de alguna manera en sus inquietudes.
Asistí a diversos eventos, di lecturas de mis obras e incluso recibí en Caracas una placa que estimo muchísimo, entregada en un acto monográfico que tuvo lugar en el Ateneo, durante el Festival de Teatro.
Por ello, quiero expresarle a Luis, ante todo, mi gratitud y, por supuesto, mi afecto a él y a Elena.
El CELCIT, un puente entre España y América Latina
Los 25 años del CELCIT, que se conmemoran en este principio de siglo XXI, hablan por sí solos de la trascendencia y eficacia que ha tenido, que tiene y que tendrá. Su fin principal, que es la difusión del teatro y la hermandad entre quienes en España y América Latina nos consideramos «teatristas» (palabra muy usada en los últimos tiempos, neologismo que algún día incluirá la Real Academia en su Diccionario), no solo es altamente elogiable, sino que diría que es imprescindible.
Vivimos en una época en la que tan poco relieve e importancia se le da al teatro. Sobre todo en mi país, donde la menor manifestación deportiva (pongo por caso) e incluso los avatares amorosos de las parejas de los llamados «famosos», que copan las revistas del corazón, llaman más la atención de los medios que el más importante estreno.
Cualquier locutor de televisión que acaba de aparecer en la pequeña pantalla, aunque solo sea para informar de los cambios meteorológicos, recibe un tratamiento superior al que puede darse a un actor, director o autor después de toda una vida dedicada con éxito a su oficio.
El teatro y el CELCIT: resistencia y perseverancia
Pero ahí está, como una mosca molesta, el teatro, el CELCIT y todos nosotros, difundiendo con sus publicaciones, sus actos, sus teatros y el intercambio de compañías, ese arte que, aunque en crisis crónica, goza de una mala salud de hierro.
Yo, personalmente, solo conozco el CELCIT de Venezuela. He visitado su local, sus teatros, he hecho amistad con muchos de sus miembros, he leído obras de sus magníficos autores y he envidiado también el respeto y la importancia que se le da en ese país, no solo por parte de las autoridades académicas, sino también gubernamentales, a las figuras del teatro propio.
El CELCIT en Almagro
En Almagro, actualmente, mi amigo Luis Molina está realizando también, con un esfuerzo encomiable, una gran labor para introducir en esa población y en esa área el amor al teatro.
El teatro no puede reducirse a un festival veraniego, por importante y subvencionado que sea, ni a una meritoria compañía que defiende la idiosincrasia del Corral de Comedias. Por ello, Luis ha impulsado múltiples actividades como:
- Lecturas
- Reuniones y encuentros teatrales
- Representaciones
- Clases y formación en el local que ha edificado junto a su casa
Un actor clave en la relación teatral iberoamericana
En resumen, como se ha escrito, el CELCIT ha estado siempre presente en el encuentro, la iniciativa, el éxito y la frustración dentro del campo de la relación teatral de la Comunidad Iberoamericana. Y añadiré que su Director ha estado siempre al frente de ella.