Novelista, ensayista y uno de los más importantes dramaturgos españoles contemporáneos. Participó en eventos del CELCIT desde su creación hasta su fallecimiento el 17 de septiembre de 2021.
CARTA ABIERTA A LUIS MOLINA EN ESTE VEINTICINCO ANIVERSARIO DEL CELCIT
Un homenaje a Luis Molina y al CELCIT
Querido Luis Molina:
Yo deseo expresar a través de ti, como alma que has sido desde sus orígenes del CELCIT, mi homenaje a esta supraorganización teatral –más gigante fantástico que pragmático molino de viento– que se ha ido realizando con tan pocos medios como mucha vocación, y, en definitiva, con tanto amor al teatro.
La lucidez poética y política del CELCIT
Quiero elogiar hoy, cuando se conmemoran estas “bodas de plata” del espíritu iberoamericano con el teatro de nuestro tiempo, la lucidez poética y política de que ha dado siempre pruebas el CELCIT.
- Poética, porque su actividad ha ido siempre en el sentido de promover un teatro de arte, experimental, de vanguardia, es decir, no mercantil, en todos los países en los que fue y ha ido estableciendo sus (menguados) reales.
- Política, en el más alto sentido de la palabra, porque esta actividad se ha sustentado, día a día, y año a año, sobre una filosofía de altos vuelos: la que reivindica la personalidad propia, la vigencia y el gran futuro de los países iberoamericanos, a pesar de todos los pesares; y la necesaria y estrecha, bolivariana, relación entre ellos, desde el sur de los Pirineos hasta el Cabo de Hornos.
El CELCIT frente a la indiferencia
En esa línea ha trabajado tozudamente el CELCIT, con ayudas de algunos organismos y personas clarividentes, sí, pero también en medio de la ignorancia, la indiferencia y el abandono, en general, de la Administración Española.
Es así que tu gran entusiasmo, Luis Molina, que eres un español que encontró apoyos notables en Venezuela, Argentina y otros países de Latinoamérica, tropezó frecuentemente con la tibieza y el decidido olvido de los administradores españoles de la cultura.
Mi vínculo con el CELCIT
Alguien podría preguntarme, a estas alturas de mi carta, ¿quién me ha dado a mí, que soy un simple autor, vela en este entierro? (como suele decirse). Pero entonces me tocaría responder que yo he sentido siempre una grande, fraterna y muy justificada simpatía por este movimiento, y una admiración sincera por sus realizaciones.
Un renacimiento, no un entierro
Desde luego, estos veinticinco años no marcan, ¡claro que no!, la hora de un entierro, sino por el contrario, la de un renacimiento de los postulados que, de tu mano, Luis Molina, hicieron nacer esta gran idea internacionalista y afirmadora de unas culturas que reclaman su presencia propia y libertadora, frente a las imposiciones “globalizadoras” del Imperio Norteamericano.