El camino que sentó las bases para la labor del CELCIT se inició en escenarios internacionales. Todo comenzó en Nancy, Francia, donde el Festival Mundial de Teatro Universitario, dirigido por Jack Lang –quien más tarde ocuparía el cargo de Ministro de Cultura– se presentó como un espacio competitivo y universitario. En ese contexto, participaron personalidades y grupos latinoamericanos, entre ellos figuras destacadas del teatro colombiano, lo que evidenció el potencial de una interrelación que trascendiera fronteras.
Impulsado por ese espíritu de conexión, la Universidad Nacional de Bogotá tomó conocimiento de la situación e invitó a Alberto Castilla a compartir sus conocimientos. Inspirado en el éxito del Festival de Nancy, Castilla propuso la creación del Festival Latinoamericano de Teatro, idea que fue acogida por la Universidad de Caldas. Así, Manizales se consolidó en sus orígenes como un festival de teatro universitario, marcando el inicio de una red que buscaba romper el aislamiento y fomentar el diálogo entre culturas.
La historia no se detuvo allí. Luis Molina López, actor y director que había forjado su carrera en Madrid, se trasladó a América y, tras una etapa en Miami, se estableció en Puerto Rico. Allí, su compromiso con la reactivación cultural lo llevó a colaborar con la Cooperativa Nacional de Teatro de Puerto Rico para rescatar la sala de un antiguo cine, dotándola de vida y convirtiéndola en escenario de encuentros teatrales. En 1971 se celebró el Primer Festival Latinoamericano de Teatro de Puerto Rico, evento que, a pesar de un trágico incendio ocurrido tras la primera edición, demostró el entusiasmo y la vocación del público y de los organizadores.
Entre 1971 y 1973, se gestaron importantes relaciones entre Nancy, Manizales y Puerto Rico. Un convenio entre Luis Molina, Director del Festival de San Juan, y Carlos Ariel Betancourt, Director del Festival de Manizales, dio paso a la transformación de estos encuentros en eventos internacionales. Así nació la Muestra Mundial de Teatro Experimental de Puerto Rico, contando con la colaboración de Manizales y Nancy, lo que marcó el inicio de una nueva etapa en la escena teatral.