Directora del Centro de Documentación y del Festival Internacional de Títeres de Bilbao.
25 años del CELCIT
Parece ser que las fechas son importantes, que con una edad tan emblemática todos nos ponemos a hacer revisión de lo que hemos hecho. Con menos años pero con un amor común por el teatro me presentaron a Luis Molina. Recuerdo aquellos momentos en una cafetería de la Gran Vía de Madrid. Luis, amable, generoso, como es él.
Cuando le presenté mi proyecto de hacer una investigación sobre el teatro de marionetas para niños en Latinoamérica, rápidamente me dio todas las posibilidades de colaboración. Al saber que iba a Venezuela, país al que él ama profundamente, decidimos juntarnos en la casa del CELCIT. Digo casa porque así la sentí desde el primer momento.
Un hogar para el teatro iberoamericano
El CELCIT es una entidad bajo la dirección de Luis Molina, que vive para el teatro iberoamericano, con sede en todos los países y gentes que realizan proyectos impensables para sus presupuestos, pero alcanzados por su amor a la profesión.
En la casa que el CELCIT tenía en el barrio de San Bernardino de la ciudad de Caracas nos reencontramos, con Luis y su compañera Elena. Desde el primer momento que conocí a Luis Molina, me llamó mucho la atención su personalidad, su intento al máximo de hacer realidad aquellas ilusiones que las gentes del teatro tenemos, de cómo sabía coordinar acciones y encuentros.
El CELCIT: Una comunidad de teatro y amistad
Con el CELCIT aprendí que la comunidad del teatro de Iberoamérica es respetuosa y de entrañables amigos. Las tertulias que se producían en las noches frescas de Venezuela dieron lugar a elaborar proyectos para potenciar el teatro para niños de actores y muñecos: festivales, publicaciones, congresos… en Colombia, México, Caracas, El Salvador, Honduras, Cuba, España…
Estos encuentros sembraron procesos importantes que continúan en esa gran casa que es el CELCIT, y en la que me siento totalmente acompañada por grandes artistas, y bajo la dirección de Luis Molina.