El instinto de trascendencia acompaña al ser humano desde que habita la Tierra. Los hombres y mujeres de la antigüedad ya se sabían conectados a “algo más grande que ellos” y lo manifestaban a través de rituales, celebraciones y expresiones artísticas. Así lo manifestaban también en su forma de vida, que se desarrollaba en comunidad y buscaba la armonía con la naturaleza.
En nuestras civilizaciones “modernas” a menudo vivimos desconectados de lo trascendente, envueltos en prisas, valores de mercado, exigencias sociales, obligaciones e individualismo.
Pero el instinto de transcendencia está en nuestro ADN, en nuestra memoria ancestral y nos invita a salir de la individualidad del “yo” y entrar en el “nosotros”.
En este taller de Biodanza os propongo un viaje de vuelta al origen, al reencuentro con nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza y con el Todo, porque sólo esta disolución nos conduce de nuevo a la armonía, el amor y la calma.